miércoles, 29 de enero de 2014

Estos son los gatos que llegaron después de Michus:

Newen....

Es el señor de la casa, muy serio y consentido, quiere acercarse a Michus pero ella ni lo quiere ver, siempre se están peleando y jalándose los pelos.



Alejandro:

Es tranquilo y el consentido de papá, maulla mucho y pareciera entablar conversaciones jejej




Pantufla:

Ella es la señorita de la casa, no le gusta para nada que la lleven en brazos o la alcen, es muy tierna y tienen unos lindos ojos azules.





Pinky:

Una bella gorda gatuna, es muy tranquila y tierna, en ocasiones nos despierta con maullidos bajos o con la patita en nuestra cara.



Stich:

Ella es la extrovertida de la casa, la que siempre esta de brinco en brinco, come mucho y es bastante ágil y escurridiza...

Mi Primer Gato


Todo inicio cuando mi gata Manchas tuvo gatitos, de cuatro solo sobrevivieron dos, y de estos dos uno me fue regalado y el otro lo recibió una familiar.
Después de un tiempo el gatito que yo tenia ( 3 o 4 meses ) lo lleve a casa del que hoy en día es mi esposo, vivió contento pues no vivía encerrado en la casa, salía y entraba cuando quería.... Hasta que un día una persona sin conciencia lo enveneno junto con mas gatos del sector. 
Fue muy triste ver que se estaban desapareciendo poco a poco las crías de mi gata.

Un buen tiempo después mi madre me trajo noticias sobre la hija que quedaba de Manchas, Michigata, la última, y lamentablemente no estaba bien, me comentó que la maltrataban, no la consentían ni estaban pendiente de ella, la mayoría de personas dicen que ellos son independientes pero por mas que lo sean necesitan de compañía y cariño para que estén felices y cómodos.
Poco a poco le fui hablando a mi esposo de ella, de lo linda que era, lo que le sucedía y así llego a casa, un poco nerviosa, algo muy normal para alguien que llega a un nuevo ambiente.


Los primeros dos días fueron muy terribles para ella, no comió ni fue al baño, mi esposo llego al punto de decir que no se iba a adaptar.  Poco a poco la acerque a la cama (donde vivía anteriormente no la dejaban subir ni tan siquiera podía ingresar a la habitación), la acariciaba cuando me lo permitía, le tenia pánico a la escoba, fue un trabajo duro demostrarle que en esta casa todo estaría bien y que podía ser un gato de verdad.


Aproximadamente al cuarto día se subió a la cama, con cierto temor, y durmió a mi lado, cuando hizo eso sentí una gran alegría, significaba que estaba tomando mi casa como su hogar.

Después de mucho trabajar en su adaptación pude en un momento jugar con ella, fueron grandes triunfos en la vida de ella y mía.
Hoy en día puede tomar leche cosa que no podía en su antigua casa, y llora cada vez que escucha una bolsa y no para de maullar hasta que no le dan un poco, es seria, muy elegante y con unos grandes ojos de búho.